En el Estadio Azteca de Ciudad de México hay un monumento que conmemora uno de los encuentros más apasionantes de todos los Mundiales, y que se disputó en dicho campo durante el Mundial de 1970.
Se trató del choque de dos verdaderas potencias: Italia y Alemania Federal. Los azzurri se caracterizaron en este torneo por la aplicación férrea del sistema defensivo conocido como "catenaccio" (cerrojo). Y también fueron avaros en su juego ofensivo. En la primera fase, Italia clasificó primero pero sin demasiado destaque: 1-0 ante Suecia, y dos empates 0-0, ante Uruguay e Israel respectivamente.
Mientras tanto, los germanos también salieron primeros de su grupo, pero ganando los tres compromisos: 2-1 a Marruecos, 5-2 a Bulgaria y 3-1 a Perú. Una contundencia abrumadora con Gerd Müller como figura destacada, quien a la postre sería el máximo goleador del certamen con 10 conquistas.
En la segunda fase, los italianos habían goleado a la selección local por 4 a 1, donde comenzaron a aparecer jugadores como Luigi Riva y Gianni Rivera, mientras los germanos se clasificaron tras derrotar a los ingleses en tiempo extra por 3 a 2, reeditando la final del torneo previo de 1966. Con goles de Beckenbauer, Seeler y Müller, lograron remontar, además, un resultado adverso de 0-2.
El encuentro de semifinal partió con un temprano gol de Roberto Boninsegna a los 8 minutos. Cuando se jugaban los descuentos, Karl-Heinz Schnellinger anotó a los 92' y forzó la prórroga. Un final digno de los contendientes.
En el alargue, a los 94' Müller, cuándo no, anotaba y daba vuelta el partido transitoriamente. Claro que los peninsulares no cedieron y cuatro minutos después el lateral Tarcisio Burgnich ponía la igualdad. A punto de terminar el primer tiempo de la prórroga el infalible Luigi Riva aparecía en el marcador y ponía a Italia en ventaja. Pero seis minutos después Müller alcanzaba la igualdad, y al minuto siguiente Gianni Rivera, "el bambino de oro", conseguía el cuarto para los azzurri que sería definitivo.
Faltaban 9 minutos para el final. Alemania, exhausta tras el partido ante Inglaterra y con Franz Beckenbauer lesionado, no pudo reaccionar.Muchos consideraron que se trató de uno de los partidos más memorables y, quizás, el mejor de la historia. Y es así como fue bautizado el "Partido del Siglo", y una placa lo recuerda en el Estadio Azteca.