Dependiendo de la planta frigorífica, el precio del kilo de asado subió entre $ 6 y $ 15.

A su vez, el valor de la media res que llega a las carnicerías ajustó $ 2 por kilo y las pulpas sin hueso y en cajas subieron entre $5 y $ 10 por kilo.

La suba refleja el ajuste en el precio del ganado que compra la industria para solventar sus faenas y los carniceros aseguran que el reflejo del cambio en los mostradores dependerá de la ecuación de compra de cada carnicería (algunas trabajan más con pulpas desosadas y otras compran más medias reses).

El precio del asado no había sido modificado hasta ahora por la industria, pero sí el resto de los cortes y la última baja de la carne —según argumentan los carniceros— sólo la hizo un frigorífico y el resto de las industrias no se plegó.

A nivel de carnicerías, el ajuste de las cajas con pulpas desosadas hará incrementar el precio de las milanesas y otros productos que en las carnicerías e venden preparadas al público.